FUNDAMENTOS PARA DOMINIO PROPIO 2. MORALIDAD

23
Ago

COMENTARIO

 

El siguiente principio de autogobierno es la moralidad, basado en los proverbios 11, versículo 11: “La buena influencia de los ciudadanos piadosos hace que una ciudad prospere, pero la decadencia moral de los malvados, la conduce al despeñadero».

 

La moralidad es la llave para el éxito de cualquier sociedad. Sin estándares de moral que aporten autocontrol al comportamiento, no se puede funcionar apropiadamente.

 

Moralidad, ¿Qué es? Webster la define como principios, estándares o hábitos respecto de una conducta correcta o incorrecta. Dios concibió  los estándares. Dios creó a los hombres y a las bestias con un propósito en mente. Cada especie  fue creada con atributos fijos. Al hombre, sin embargo, se le dio un don especial, el don de razonar y es éste uno de los más preciados y grandes dones que como personas hemos recibido.

 

Entendemos que en la creación, todo fue hecho de acuerdo con un parámetro fijo para su cabal funcionamiento. Un animal tan sólo sabe conseguir ciertas cosas, pero el hombre no.  La moralidad es lo que hace que la vida funcione o no funcione. Ningún animal puede razonar por sí mismo desde su intento creativo. Un pájaro petirrojo no puede diseñar sus valores o rediseñar su estilo de vida. Empero el hombre tiene dos códigos para regirse en la vida:  El primero es la conciencia, es decir, el sentido de lo que es correcto y lo que es incorrecto, y segundo, tiene Los Diez Mandamientos. Los animales viven de acuerdo con la conducta con la cual fueron creados.

 

El hombre es diferente. Tenemos problemas en el campo de escogencias cuando encontramos los reglamentos que nos regulan. ¿Cómo nos regulan? ¿Cuál es el factor de control? En la creación, fuimos los humanos los únicos seres que recibieron Los Diez Mandamientos y constituyen nuestro código de conducta para que operemos dentro del patrón diseñado. El hombre puede ser creativo, pero debe entender el código de conducta para mantener la moralidad en su lugar. La mente es autodestructiva, absolutamente autodestructiva, no se encuentra dentro de lo autorregulado. Estos mandamientos se tornan en códigos de conducta apropiada, códigos morales. Los necesitamos porque con nuestro don de razonar podemos conducir nuestra conciencia por sí mismos por fuera de nuestra conciencia creada. Es una guerra que tiene lugar en el campo de batalla de la mente.

 

Una conciencia no es necesariamente una verdadera guía. Sin leyes para dirigir la conciencia, la podemos dirigir por nuestros razonamientos y ésta nos permitirá hacer cosas incorrectas. Hay personas que pueden matar y haciéndolo se sienten bien. Se debe a que la conciencia ha sido entrenada. Quienes roban no se sienten culpables porque dicen: “Ustedes tienen tanto. Más de lo que necesitan. Por esta razón tenemos el derecho de robar  porque no es justo que ustedes tengan más de lo que necesitan. Son injustos al no darnos a nosotros”. Es crítico que entendamos cómo operan las leyes morales. Si no lo entendemos, nos tornaremos destructivos y necesitaremos de más abogados.

 

Los Mandamientos son muchas acciones correctas e incorrectas que deben enseñarse. Pero muchas acciones buenas y malas son creación de nuestra naturaleza humana, nuestra razón. Cuando endurecemos nuestros corazones y permitimos que se marchite  la conciencia que Dios nos dio, nos tornamos egoístas, avaros, tercos  y obstinados. Esta conducta nos aparta de nuestra moral natural. Nuestra conciencia no es nuestra verdadera guía, a menos que sea gobernada por Los Mandamientos, y no por nuestros propios razonamientos. Tenemos la conciencia que Dios nos ofreció. Cuando roban tienen esta conciencia con que Dios nos creó porque miran alrededor para darse cuenta de si alguien los está mirando. Pero ésta, por sí misma, no es suficiente porque finalmente justifica con razones humanas lo que hace. Los Mandamientos de Dios detienen la conciencia y la mantienen firme.

 

La moralidad tiene que ver con la justicia para ambas partes y se rige  bajo un código de lo correcto y lo incorrecto  dado por el Hacedor: “No hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo”. No es una sugerencia. Algunas personas creen que cualquier cosa, por ser  legal está bien:  por ejemplo el aborto. No, eso, moralmente, es incorrecto. Totalmente inmoral. Es legal, pero por el hecho de que algo sea legal la mente no puede justificarlo como moralmente aceptable.

 

Para que la vida funcione bien para nosotros, y la sociedad funcione correctamente, todos tenemos que tratar con el asunto: del carácter moral y la ley moral. Lo legal debería estar subordinado a las leyes morales; las leyes de hombres deben estar subordinadas a la ley de Dios. Debemos leer, escrutar  y descubrir dónde se halla la ley moral.

 

Hay tres maneras de verificar nuestra conciencia. Número uno: ¿Tiene usted problema para mirar a algunas personas a los ojos y ser transparente?

 

Segundo: ¿Tiene usted miedo de discutir abiertamente ciertos asuntos? Algunas personas se acaloran cuando se pone sobre la mesa determinado asunto porque pierden, o ni siquiera desean adentrarse en él. Se tornan extremadamente airadas y quieren evitar la discusión porque se sienten culpables.

 

Y la tercera pregunta: ¿Se siente usted incómodo al hablar sobre Dios? ¿Siente temor de entrar en una discusión de algo que se refiere a Dios? Somos responsables ante Dios y ante la humanidad de seguir un código de ética y moral. Se basa en la verdad que emana de Dios y de la creación. Los Diez Mandamientos enseñan respeto a Dios y a nuestros semejantes. Estos códigos no se dieron sólo para satisfacer a Dios. Dios va a sobrevivir con nosotros o sin nosotros. Se dieron para que las relaciones humanas marchen. Si miramos Los Diez Mandamientos, únicamente uno habla de respeto a Dios, los otros se relacionan con el respeto a los hombres. Dios los concibió y se nos otorgaron porque estamos en la mente del Creador. Nosotros somos los beneficiarios. La intención fue crear una sociedad moral. No es asunto de religión, es sencilla y llanamente la comprensión de los hechos de Dios. Si se sacara la palabra “Dios” del contexto y se dijera “los principios de la vida” o “las leyes de la creación de la vida”, entonces la gente  lo aceptaría.

 

La mayoría de los valores morales son, asunto de sentido común. Haber recibido la habilidad de razonar y de escoger, no nos da licencia de quebrantar los estándares de moral. Usamos la razón para encontrar “el por qué” necesitamos los mandamientos y optamos por ellos. La moralidad es simple. Una norma de conducta correcta. Para usted, para mí, de acuerdo con el Hacedor.

 

El principio de moralidad, proverbios 11, versículo 11: “La buena influencia de los ciudadanos piadosos hace que una  ciudad prospere, pero la decadencia moral de los malvados la conduce al despeñadero”. ¡Qué palabras más poderosas!.

 

Tenemos que entender que la mente es neutral. No es moral, ni correcta o incorrecta. Nacemos y cualquier cosa que descubramos, se forma en nuestras mentes y se graba; y este material se torna en nuestro carácter y naturaleza y todo lo que proviene de ellos. Nuestras mentes necesitan los mandamientos. La verdad absoluta. Y cuando la hallemos, debemos enseñarla a los niños. De esta forma conduciremos la sociedad hacia el carácter moral.

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