COMENTARIO
Este tema trata sobre la generosidad, principio tomado de los proverbios 28:27: “Si das a los pobres, tus necesidades serán satisfechas; pero la maldición recaerá sobre quienes cierran sus ojos ante la pobreza”.
La generosidad es un principio poderoso porque quien comparte con los desfavorecidos tendrá gran bendición, y en razón de la abundancia que llega por su buena acción debe conservar una actitud de ayuda a quienes no cuentan con suficientes recursos económicos. Así contribuyen con la sociedad.
Se trata de dar y perdonar
Webster dice que la generosidad es causa noble, placentera, espontánea y desinteresada; es el espíritu que hace parte del carácter de una persona; es parte de la ley de sembrar. De las personas se dice que son generosas o mezquinas.
La generosidad también es ser liberal, pero de manera controlada. Se refiere a dar y perdonar, al igual que tratar a otros como se quiere ser tratado; es recorrer la segunda milla y entregar de su tiempo, dinero y talento. Estas personas siempre están buscando oportunidades para sembrar en tierra fértil para que las personas que no poseen recursos económicos suficientes puedan desplegar lo mejor de ellas.
Dar más de que estamos obligados (eso es la segunda milla), es otra forma de entregar generosamente. Trabajar con quienes requieren ingresos económicos para que desarrollen sus habilidades y aumenten su potencial, demostrándoles que todos podemos lograr buenos resultados si entregamos a diario una milla extra en nuestras actividades productivas. Este acompañamiento también es un avance significativo para quien patrocina esta iniciativa.
Este nuevo concepto de colaboración, que es un claro ejemplo de generosidad, hace crecer la economía de cualquier país, promoviendo la abundancia y la ayuda mutua, incluso con sectores como el financiero, el cual cumple un papel importante en la concesión de créditos para quienes apenas se inician en el campo empresarial. Este trabajo de cooperación, en lugar de representar una amenaza para los empresarios establecidos, quienes ya han conquistado un mercado, les permite incrementar la población con capacidad de compra para sus productos y servicios. Con este ejercicio la economía se dinamiza y la promesa de la prosperidad se hace realidad para todos.
Cuando una nación enseña el principio de generosidad puede lograr avances económicos importantes en la población de estratos medio y bajo. Con este principio se evidencia que es más importante entregar herramientas para trabajar que mantener una constante ayuda asistencial, es decir, “en lugar de dar el pescado a otros, resulta mucho más beneficioso enseñarles a pescar”. Y quienes prefieran hacer lo contrario, deberán tener en cuenta que Dios ha dispuesto no bendecir a los avaros o perezosos.
La ayuda asistencial que generalmente se reparte entre las personas de escasos recursos económicos de nuestros países, resulta ser una solución inmediata que no tiene mayores repercusiones en el futuro. Por lo cual, es de gran importancia que se ofrezcan alternativas educativas para fortalecer las empresas nacientes y garantizar su permanencia en los mercados.
Nuestro Señor dijo: “El espíritu del Señor posa sobre mí y me ha ungido para sanar los corazones destrozados y para traer buenas nuevas a los pobres”. Ello significa que hay respuestas y soluciones a la pobreza y todo empieza con las personas generosas que se toman el tiempo para desarrollar a los pobres y a quienes han perdido las esperanzas. Si hacemos así, contribuimos a desarrollar la clase media.
La ley establece que todo lo que damos se multiplica. Si enseñamos, entrenamos y desarrollamos a la gente, estaremos ofreciéndole la posibilidad de mejorar cada día. De modo que no se trata de dar solo dinero o comida, si no de ofrecer otras herramientas que la puedan hacer productiva.
Cuando somos generosos entendemos que en la medida que logramos desarrollar el liderazgo en otros, establecemos alianzas que ayudaran a mejorar, incluso, nuestros propios negocios, porque con aliados que pueden comprar inteligentemente o negociar con nosotros en un ganar – ganar, significa que hemos atendido al llamado que nos hace Dios a ayudar a los necesitados y por lo tanto habrá bendición continua en nuestra vida.
El principio de generosidad, proverbios veintiocho, versículo veintisiete: “Si das a los pobres, tus necesidades serán satisfechas; pero la maldición recaerá sobre quienes cierran sus ojos ante la pobreza”