FUNDAMENTOS PARA LIDERAZGO DE INFLUENCIA 3. DESARROLLAR A LAS PERSONAS

05
Mar

COMENTARIO

 

Proverbios capítulo 26, versículo 10 ,dice: “El maestro puede encontrar mejor trabajo en  un aprendiz sin entrenamiento que en un rebelde hábil. ¿Por qué es esto tan cierto?” 

 

Un rebelde entrenado cree que él lo sabe todo y no tiene  voluntad para permitir que se le desarrolle en algo más. Este sujeto presenta cierto paradigma  que  le causa problemas. Vamos a buscar un espíritu enseñable. Desarrollar significa volverse gradualmente más lleno, más grande o mejor. La vida es un proceso, todos nos vemos involucrados en el proceso del desarrollo físico, mental y espiritual. No nacemos desarrollados, pero nacemos con el potencial  para desarrollarnos. El rebelde entrenado cree que lo sabe todo, por eso no se adapta a la organización así haya desarrollado bien sus habilidades. Esto nos dice que la voluntad es más valiosa que sus habilidades.

 

Nosotros creamos nuestro propio destino por la forma como desarrollamos a la gente

 

Cuando un aprendiz tiene la voluntad, es como tener arcilla  suave con la que se puede hacer lo que se quiera, es un material dócil. Una vez el utensilio está hecho y se endurece, permanecerá así. Pero si es rebelde y con ciertas habilidades, el entrenamiento que recibió contribuyó  a su rebeldía de modo que se vuelve duro  y cree que lo sabe todo, tornándose inflexible, que no se puede cambiar. Por eso es difícil contratar a un rebelde entrenado, mientras que si se contrata a un aprendiz sin experiencia,  se sabe que  a éste se le puede perfeccionar porque es flexible. Si disponemos de la voluntad del hombre podemos  perfeccionar su potencial.

 

Hay dos cosas que son muy importantes para el resultado final de nuestra vida. Primero: el ambiente en el que nacemos y somos criados. Segundo: el ambiente que nosotros mismos escogemos. He aquí una diferencia entre nacer en algo y desarrollarse a partir de ahí.

 

Nacer en determinada circunstancia no es total  garantía. Si a un niño se le enseña lo incorrecto el  efecto de por vida es decisivo. La gente nos fija el paradigma y  luego cuando crecemos, debemos escoger y crear nuestro propio ambiente. Es entonces cuando nos corresponde mirarnos  en el espejo y  preguntarnos:  ¿Quién soy?  ¿A dónde voy?  ¿Qué va a pasar?  Y a partir de ahí  crear el ambiente que lleve hacia donde queremos ir. Así las cosas, el segundo ambiente es el más importante, aunque el primero nos puede hacer la vida más sencilla y fácil a futuro.

 

Miremos a esos dos ambientes.  El primero no es de  nuestra elección. Las manos que nos alimentan, la actitud y la forma como nos tratan, las cosas que nos enseñan tendrán mucho que ver con nuestro resultado final. Los primeros ocho años de nuestra vida bien pueden determinar mucho de nuestro futuro, en razón del paradigma en el que nos criaron. Más adelante podemos tomar  nuestras  propias decisiones, pero se tomarán teniendo en cuenta los paradigmas del pasado.

 

El segundo ambiente es aún  más importante  que el primero porque asumimos la responsabilidad de lo que escogemos. Así, si el primer ambiente  fue bueno nos ayudará a continuar desarrollándonos. Pero si fue negativo o distorsionado y aportó esclavitud,  tenemos la oportunidad de aceptar el hecho y crear un nuevo ambiente. Es como volver a nacer. Significa que nos han perdonado el pasado y empezamos de nuevo.  Es la acción de sacar de manera repentina lo viejo. Dios no nos hace responsables del pasado, pero tiene en cuenta lo nuevo. Así, tenemos por delante toda una vida nueva.

 

El nuevo ambiente nos dará  un nuevo paradigma y una oportunidad para desarrollar nuestro potencial.  La mente o el espíritu  del hombre es como un terreno sembrado con semillas, que si caen en un ambiente frío y seco no se reproducirán o desarrollarán, quedarán dormidas, pero si se plantan en un ambiente cálido y húmedo crecerán, alcanzarán su máximo potencial. Este principio obra igual en los negocios, la familia, o cualquier otra organización.

 

Se da en algunos países, que la gente se aferra a paradigmas que son difíciles de romper y un cambio de actitud conlleva varias generaciones. Esta situación crea condiciones de pobreza por vivir con engaño y corrupción. Tomar la decisión adecuada marcaría entonces un nuevo camino.

 

Ése es un verdadero comienzo. No importa la edad o que tan desarrollados estemos, siempre debemos tener una visión constante de algo que aun no somos, que nos permita ser más maduros o de mejor carácter. Tan pronto creamos que hemos llegado a madurez total, dejaremos de crecer y empezamos a morir. Siempre debemos tener presente que podemos mejorar y evaluarnos constantemente preguntándonos ¿quién soy? ¿dónde estoy? ¿cómo lo estoy haciendo?¿me llevo bien con la gente? ¿estoy desarrollando a otros? ¿estoy logrando mi propio crecimiento? Entonces estudiaremos los valores de la vida para decidir cómo alcanzar nuestro potencial.

 

La visión de ser mejor es algo para toda la vida. Es ahí donde todo comienza: exactamente “VER”.

 

No cambiamos la visión, simplemente la agrandamos para hacerla mejor. Si crecemos como personas, constantemente nos esforzamos por seguir aprendiendo y tornarnos mejores. No es que aprendamos muchas más cosas nuevas, sencillamente mejoramos en aquellos aspectos  en los que tenemos puesta la mira.

 

Debemos aceptar el hecho de que si deseamos desarrollar nuestro potencial, debemos estar siempre preparados para cambiar. Queremos cambiar a otros antes que a nosotros mismos. Si vamos a desarrollar a nuestros niños, a nuestros empleados o a nuestra sociedad, debemos  guiarlos a los valores apropiados. Como empleadores, debemos  desarrollar a las personas para que encajen en nuestras organizaciones, con su futuro en mente. El resultado final de toda nuestra influencia y desarrollo de la gente es la creación de una cultura, un ambiente en el cual vivir.

 

La gente se muestra abierta para tal cambio si la enseñanza se da desde los valores, así que si se muestra lo valioso que es tener la oportunidad de lograr un cambio lo recibirá muy bien. El mundo está tan abierto como queramos para introducir nuevos paradigmas en él.

 

”Ustedes llegarán a ser sembradores de semillas”. Cuando hablamos de semillas, hablamos de la verdad, cierta verdad objetiva,  la verdad absoluta,  no la verdad sofisticada sino verdad genuina, la  que nunca  estará vacía, la verdad que logrará su cometido. Cuando sacamos afuera esta verdad y es de sentido común, y la gente la ve, la recogerá. Eventualmente esta verdad aportará cambios. Hemos desarrollado o creado nuestras situaciones  y nuestro éxito por la forma como hayamos desarrollado a nuestra gente.

 

Está en nuestras manos y ésa es una meta en sí. Nuestras situaciones y éxitos normalmente son creados. A la gente le gusta  hacer alarde sobre sus éxitos y qué tan responsables son por estos éxitos.  Pero no les gusta  culparse por las situaciones malas y decir:  ”Probablemente yo creé esta situación”. La mayoría de las situaciones  o de los éxitos  son  creado  en razón  de lo que creemos, de cómo actuamos y de cómo practicamos las cosas.

 

Cuando surge un problema, debemos mirar la situación desde un punto de vista positivo y decir: ¿Adónde podemos ir? ¿Qué podemos hacer?, en vez de criticar y usar el espejo retrovisor para ver quién causó tal situación. Y miramos hacia delante, ponemos las cosas en su lugar. Siempre ubicamos la situación con respecto a los valores y de ahí partimos.

 

Al recapitular algunas de las claves para una vida dinámica: Cualquier buen líder dedicará  tiempo para desarrollar a la gente. Porque nuestro futuro está a la mano, es como si se tratara del nuestro. Es mejor desarrollar  a los empleados presentes que contratar otros porque así se crea gente que encaje. Debemos desarrollar su carácter moral  porque el carácter de un individuo es más poderoso que sus habilidades. También tenemos que desarrollar sus habilidades. Esta acción crea un ambiente familiar en el que tenemos lo que llamamos niños criados en los negocios, o hijos de un líder. Y esto obedece a la forma como Dios hizo que la vida fuera, porque nosotros creamos nuestro propio destino  por la forma como desarrollamos a la gente.

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