FUNDAMENTOS PARA ADMINISTRACIÓN 1. PROPIEDAD

05
Mar

COMENTARIO

 

El principio sobre la propiedad se basa en Proverbios 22:7: “De la misma forma como el pobre es sujeto del rico, el prestatario  lo es del prestamista”. 

 

Quiero tener mi negocio para ser mi propio jefe

 

Cuántas veces hemos oído el siguiente deseo: “Quiero tener mi negocio para ser mi propio jefe”, esto se dice sin tener en cuenta que para ser un empresario exitoso se debe atender a cuatro jefes, de lo contrario no se obtendrá los resultados esperados.

 

El primer jefe es el gobierno, que regula la economía, establece las reglas y vigila que los empresarios cumplan, y de no ser así impone sanciones. Si al dueño del negocio le va bien lo mirará más de cerca y le impondrá restricciones. No siempre tiene la razón pero por el momento es uno de los jefes.

 

Encontramos mucha gente que no está de acuerdo con el sistema de gobierno establecido, pagar impuestos y las regulaciones, pero es la forma que se ha dispuesto para contribuir con el fisco y controlar el mercado, evitando así la competencia desleal.

 

En segunda instancia tenemos que el cliente también es jefe, es la razón de ser de la empresa y de acuerdo con su demanda determina cómo se le sirve o satisface su necesidad. Requiere de óptima atención y la mejor sonrisa en el momento del servicio o venta.

 

El banco o prestamista es el tercer cliente. Prestar dinero para iniciar un negocio es una forma inteligente de emprender, sin embargo es importante tener en cuenta el cumplimiento, a tiempo, de la obligación para mantener una buena relación con quien facilita el capital para tener siempre la posibilidad del crédito y garantizar el crecimiento de la empresa.

 

El cuarto cliente está representado por los empleados, quienes deben ser tratados con el mayor respeto posible, capacitarlos para que hagan muy bien su trabajo y contribuyan con el buen funcionamiento de la empresa.

 

Tener un negocio propio no  significa, necesariamente, que no tengamos jefe porque estos se crean para servir y satisfacer necesidades de la gente. Sin embargo, la propiedad sí tiene muchas cosas buenas para quien asume la responsabilidad de ser propietario y está dispuesto a pagar el precio por serlo. Queremos tener independencia financiera, a través de la creación de empresa por un deseo de Dios, quien dijo: “Os he dado dominio sobre todas las cosas. Y habréis de fructificar”, esto significa que el hombre fue creado con el instinto de mandar y conquistar.

 

La gente quiere escapar y dirige su mirada al cielo, pero el hombre fue creado por Dios para la tierra, para que la administrara y obtuviera ganancias. El trabajo fue el primer mandamiento, y el sometimiento de la tierra es un principio que está relacionado con la propiedad, no obstante se ha olvidado.  Este concepto se confunde regularmente con la avaricia cuando en realidad es un privilegio dispuesto por Dios.

 

Cuando el creador le dio al hombre la propiedad le permitió también ganar incentivos por buena administración. Los negocios no siempre son fáciles, pero son fuente de empleo y permiten el servicio mutuo, se deben llevar en el marco de la sana competencia y sin avaricia, teniendo en cuenta que siempre hay otros que también quieren sobresalir en este ámbito

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La propiedad es un designio de Dios, la respuesta a un llamado. Él escoge a los hombres de negocios de la misma forma como lo hace con los pastores y sacerdotes,     quienes son elegidos para ejercer el ministerio. Por eso son incansables, pletóricos de energía y acompañados de una muy buena actitud para la productividad. No temen a los problemas y están dispuestos a correr riesgos porque consideran que Dios es su socio y les dio el talento para incrementar la valía del don que les entregó. Otras personas son llamadas a servicios diferentes y hacen parte de los ministerios, es decir a la administración de algo, tal como lo hacen quienes se desempeñan en el gobierno. Se debe tener en cuenta que no se puede renunciar a estos llamados.

 

Algunas personas dicen: “Vinimos a este mundo desnudos y así lo abandonaremos”, esto es totalmente cierto pero entre el nacimiento y la muerte tenemos la oportunidad de crear, multiplicar los bienes y adquirir propiedades. Todo esto gracias a las habilidades que Dios nos da y de cuya rentabilidad solo nos pide el 10%, al tiempo que nos permite entregarla a nuestras generaciones futuras.

 

Lo anterior hace de la propiedad una realidad gratificante, de la cual podemos tener como resultado final la riqueza. Salomón escogió la sabiduría para gobernar, él quería mandar y es así como en la medida que se hizo sabio recibió riquezas, honor y fama. Los pasos que nos conducen a la propiedad exigen responsabilidades que nos conducen al éxito, pero no todas las personas las aceptan porque conlleva dificultades.

 

No podemos simplemente decir que queremos convertirnos en personas de negocios para ser nuestro propio jefe porque se trata de un llamado, no un proceso de enganche de personal, y conlleva someternos a la disciplina de Dios para que funcione y no temamos arriesgar.  Quienes están en los negocios solo para sentirse su propio jefe y con la ambición de hacerse ricos deben tener en cuenta que su actitud es muy peligrosa.

 

Los avaros, a quienes solo los alienta el dinero, no tienen piedad de sus congéneres, por eso son mentirosos, hacen trampa y roban para lograr sus propósitos. Sin embargo, quienes trabajan desde la honestidad reciben la recompensa.

 

El proverbio sobre la propiedad, en proverbios veintidós, versículo siete dice: “De la misma forma como el pobre es sujeto del rico, el prestatario  lo es del prestamista”.

 

Para concluir, he aquí un par de reflexiones, antes de iniciarnos en el campo de los negocios. Una es que no somos nuestro propio jefe porque se trata de servir a los demás y la otra, que respondemos a un llamado y no todos estamos hechos para los negocios porque la actividad comercial implica grandes responsabilidades.

 

Sin embargo, si actuamos correctamente tendremos la recompensa y esta actividad se convertirá  en un proceso de aprendizaje y una experiencia que impulsará el crecimiento personal, por eso los hombres de negocios son líderes que abren el camino hacia la propiedad.

 

La propiedad tiene tantas cosas buenas para ofrecer, que hace valioso que todos, en algún momento de la vida, busquemos la oportunidad de hacernos propietarios.

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