Bienvenidos a Fundamentos para lograr el Éxito, un programa de desarrollo del carácter. Hoy presentamos una guía práctica para aplicar los principios del Reino de Dios, tal como lo enseña el libro de Proverbios, revelando valores de la cristiandad que ayudan a estructurar los negocios, la vida familiar y personal. Esta serie destaca el trabajo de John Schrock, hombre de empresa y director de la Cadena Empresarial La Red, así como autor de estas series.
Quienes se comportan humildemente hacen que el trabajo sea mucho más efectivo. Este valor es como aceite lubricante en la administración.
La primera parte se refiere a la administración de la vida y se inicia con el principio de la Propiedad; un tema que no ha sido muy bien entendido, especialmente por los creyentes; y cuyo concepto no se tiene bien claro porque genera incomodidad y se considera incorrecto, por eso hablaremos de cómo funciona y la importancia que Dios le da a este concepto para encaminarnos hacia el progreso, un lugar en el cual nos quiere a todos.
Luego trataremos el tema de la Honestidad, porque si somos propietarios debemos tener muy presente este valor que es el distintivo más fuerte del carácter de una persona en la sociedad. Tiene una relación directa con la verdad y con ella constituye una dupla vital para los negocios y la administración. Cuando la gente es honesta y veraz en el entorno donde habita se respira libertad y confianza.
El tercer principio es la Humildad, que está íntimamente ligado a la justicia, y también ha sido malentendida porque se la relaciona con una actitud de pobreza y andar cabizbajo. Realmente somos humildes cuando encontramos nuestro lugar en la vida, hacemos bien lo que nos corresponde, asumimos responsabilidades y confesamos lo que hacemos mal, reconociendo que no somos perfectos y no debemos actuar como si lo fuéramos; quienes se comportan de esta manera hacen que el trabajo sea mucho más efectivo. Este valor es como el aceite en la administración.
En una cuarta instancia encontramos la Generosidad, un valor que va más allá de dar y que se afianza en la importancia de hacer con el otro lo que nos gustaría que hicieran con nosotros. Es aceptar la responsabilidad de administrar bajo un concepto liberal, flexible y sin apegos; sin mirar a las persona por debajo del hombro y dándose el tiempo para implementar sistemas, entrenar y desarrollar a los colaboradores, dándoles la oportunidad de crecer en lo personal y ser prósperos.
El quinto cimiento es el principio de Confiar en Dios, porque poner la fe en el dinero no es lo que realmente da la prosperidad, solo el creador de todas la cosas señala la ruta correcta a seguir y se encarga de las añadiduras. Tener un comportamiento adecuado en todas las áreas de la vida, agradecer constantemente y buscar la ayuda divina para el desarrollo de los negocios y la buena administración es la práctica que nos permite mantenernos cerca de la protección de Dios. La confianza en él nos hace vivir según las reglas que traen prosperidad.