FUNDAMENTOS PARA LIDERAZGO DE INFLUENCIA 2. ENTENDER A LAS PERSONAS

05
Mar

COMENTARIO

 

¿Por qué querríamos entender a la gente? Veamos algunas razones. Primero: nos evitará muchos conflictos. Segundo: podremos liderar y motivar a la gente. Tercero: nos dará un corazón que perdona. Es interesante que el perdón haga parte de este principio. Cuando entendemos a una persona, no la juzgamos. Posiblemente hemos estado en una situación similar o pasado por la misma circunstancia. Nos hacemos a una idea completamente diferente de esa persona y, esto, se torna en tolerancia. La tolerancia es un aspecto supremamente crucial en los negocios, en la familia, en las relaciones, en cualquier cosa.

 

El sabio Salomón hablaba mucho acerca de que existían varios tipos de personas: los necios, los hazme reír, los rebeldes, los perezosos y otros; su sabiduría radicaba en que los entendía y sabía cómo tratarlos, esta habilidad hizo que tuviera fama y éxito. Si actuáramos como este Rey de la biblia, nos ahorraríamos muchos conflictos innecesarios y evitaríamos malas actitudes que nos lastimarían, incluso más de lo que afectaría a las personas con las que nos enfrentamos.

 

Para liderar a la gente tenemos que entender su temperamento y saber cuáles son sus dones para poderlos motivar

 

La mayoría de los conflictos se originan porque no comprendemos cómo es la vida de las otras personas y por qué tienen opiniones diferentes, lo cual lleva a confrontaciones porque no sabemos resolver la diferencia. Comprender a los demás es realmente la llave que abre la sabiduría.

 

Puntualmente los hombres de negocios, deben desarrollar esta habilidad entendiendo a sus clientes y empleados para motivarlos, conocer qué quieren y por qué lo quieren, porque puede ser que les estamos sirviendo, pero no satisfaciendo. Tal vez, lo único que esperan es ser apreciados y reconocidos.

 

El ser humano tiene, al menos, cuatro necesidades básicas.

 

  • Uno: ser amado y apreciado.
  • Dos: experimentar un sentido de logros o autovaloración.
  • Tres: poseer un sentimiento de pertenencia.
  • Cuatro: sentir seguridad económica.

 

Desde una visión cristiana, tratamos de crucificar la carne. Y en ocasiones arrojamos las cosas que pertenecen a la naturaleza humana y que hacen parte de lo que Dios nos dio. Equivocadamente les ponemos etiqueta de orgullo a algunas de estas cosas. “Ser amados y apreciados”… incluso a Dios le encanta ser apreciado. Dios se muestra cuando creó las cosas. Miró hacia atrás y dijo: “Me gusta. Me gusta lo que he creado”. Así que el Señor sintió haber culminado un logro. Las anteriores son necesidades humanas. No son parte de la carne. Esa actitud es errónea porque suprime la motivación.

 

La gerencia de los negocios consiste en motivar a la gente para que sirva a otros. Es bastante difícil dirigir y motivar a nuestra gente si no entendemos sus necesidades personales. De la boca del Señor brota conocimiento y comprensión y si nosotros, de manera sincera buscamos a Dios para obtener sabiduría, él nos la dará. Dios dice: Cuando entendamos por qué la gente hace lo que hace y por qué son lo que son, entonces sabremos cómo dirigirlos y lograr de ellos la respuesta acertada. ¡Qué llave para el liderazgo es ésta!

 

Entender las debilidades de un individuo para cubrirlas con las fortalezas de otro es una habilidad que requiere agudeza  y comprensión de la naturaleza humana. La tolerancia, como se enseña desde el punto de vista del mundo, no es más que dualismo o pluralismo.  Significa que somos lo que somos  y seremos lo que somos para terminar diciendo: ”No se meta conmigo porque yo no me meteré con usted”. Ni siquiera lo discutimos. La tolerancia significa que decimos a los otros lo que creemos y éstos nos dicen lo que ellos creen y discutimos sobre alguna situación planteada. Una vez entendidas las diferencias, se establecen parámetros  que conocemos.  Sabemos cuáles son nuestras debilidades y cuáles nuestras fortalezas y ahora podemos trabajar hombro a hombro, aun en medio de diferencias. Esto es tolerancia. Pluralismo significa que ignoremos a los otros  y lo que son.

 

Cuando tratamos de enseñar justicia y equidad, no lo logramos porque la gente no es igual. La igualdad en término de oportunidades es un tema diferente. Algunas personas sobresalen en ciertas áreas, mientras que con otras no pasa lo mismo. No podemos tratar el asunto solamente basados en el concepto de igualdad; debemos hacerlo basados en los dones que la gente ha recibido, sus fortalezas, y su crecimiento.

 

Entender esta realidad y, de acuerdo con las fortalezas demostradas, ubicar a las personas en los puestos más indicados marca el éxito. Podemos destruir a la gente al tratar de ponerlas en un molde al cual no pertenece. Damos a los chicos toda clase de bloques, de tamaños y formas diferentes cuando son muy niños y tratamos de que ellos entiendan que determinado bloque calza en cierto hueco y el siguiente en el próximo, pero cuando el niño crece olvida que ese es un principio muy importante, que las personas vienen en diferentes diseños y formas y no calzan todas de la misma forma.

 

Entender este principio es la llave para el éxito y la simplicidad de la vida: No somos iguales, cada uno tiene un lugar dónde encajar en la vida. Debemos encontrar tal lugar. Poner a todo el mundo en un mismo molde es destructivo e insatisfactorio y ninguna sociedad vivirá para siempre bajo este concepto.

 

El buen entendimiento nos provee también de una actitud de perdón. Jesús entendió a quienes lo acusaron;  por esto pudo decir “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El perdón llegó fácilmente porque él entendió su ignorancia o el por qué de lo que hicieron. La gente quiere ser amable y buena, pero las situaciones y la presión en la vida, las empuja  más allá de sus esperanzas y de sus sueños.

 

Ante situaciones de intolerancia, algunas personas reaccionan y se sienten mal por su actitud. Muchas veces la gente después de haber reaccionado se siente mal. El momento de levantar a las personas es cuando están abajo. La gente no nos escuchará cuando se encuentra arriba. Cuando las personas se hallan decaídas, andan buscando algo; cuando se encuentran arriba, son arrogantes y dicen: “Yo sé cómo hacerlo. No me diga qué hacer”. Pero cuando están abajo dicen: “Ayúdeme”,  y esta es la oportunidad para ayudarles.

 

La vida no es tan difícil, aprendamos a disfrutarla y a ser tolerantes, así la simplificamos y la hacemos más grata para seguir el camino de los grandes logros. Nuestro mundo se amplía cada vez más en el pensamiento y en la compresión de la gente.

 

En resumen, lo que realmente trasmite este principio es:

 

Un líder debe entender “a quién lidera” y “qué lidera”. Dios nos ha dado mente propia a todos, y todos podemos ser diferentes. Para poder liderar a la gente, tenemos que entender dónde se encuentran las personas en la vida y qué les ha pasado. Es crucial entender el temperamento de una persona si vamos a constituirnos en líderes. Y también, cuáles son los dones de esta persona. Con tales dones dirigimos nuestra atención a lo que llamamos motivación. Todo esto hace parte de entender a los demás. Si nos guiáramos por las cuatro necesidades básicas del ser humano para entenderlo, llegaremos a ser buenos líderes. Pero sin estas cuatro razones, será muy difícil.

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