FUNDAMENTOS PARA DOMINIO PROPIO 5. PENSAMIENTO ADECUADO

18
Ago

COMENTARIO

 

El siguiente principio nos va a enseñar a pensar correctamente. Se trata del pensamiento apropiado, proverbios 23, versículo 7: “El que así piensa, así es en su corazón”.

 

Cuando somos jóvenes, a veces, no pensamos porque somos lo suficientemente fuertes para reaccionar. Pero ahora es más y más importante la forma como pensamos porque es nuestro futuro.

 

Nuestra mente es un asombroso regalo de Dios y nadie comprende la mente por completo. Sabemos con certeza que hace dos cosas: Lo primero, la mente razona; lo segundo, imagina. Razonar se aproxima más a calcular lo que nos lleva a conceptos, opiniones o consideraciones, nos lleva a las ideas o a las posibilidades. Aunque ambos procesos trabajan en la mente, la mayoría de nosotros operamos de manera predominante en una de las dos funciones. Es posible que razonemos bien, con lógica completa y sentido común, y que, a la vez, seamos débiles en el área del pensamiento creativo. Esta debilidad puede originarse en malas experiencias o en el fracaso pasado.

 

En ocasiones nuestra imaginación y lo relacionado con ésta, se encierra  por  causa de alguna experiencia negativa con un sueño, con una persona o en algún negocio. La imaginación se encierra, controla y dice:  nunca más volveré a hacer tal cosa. Lo que no es correcto. No debemos apagar lo que Dios concibió  como un don. Éste es nuestro futuro. Es la mejor parte de nosotros. Las malas experiencias pueden impedir que la mente creativa funcione bien, hacer que se esconda. Hay ocasiones en que la gente pasa por temporadas de hibernación en cuanto a creatividad y, sencillamente se autodestruye.

 

Otros se asemejan más a los soñadores: nunca se encuentran satisfechos con las cosas como  son.  Esto está bien,  si se es parte de un equipo, pero puede ser peligroso si funcionamos como individuos porque al enfocar nuestra atención en lo que podemos ser, olvidamos practicar el sentido común y el razonamiento saludable en el presente. “El hombre es lo que piensa”.  Somos nosotros quienes debemos determinar nuestro futuro, estando conscientes de nuestra facultad de pensar.  Lo que pensemos hoy, seremos mañana.

 

Caminamos de acuerdo con la actividad de nuestras mentes. Si pensamos en cierta dirección, allá nos dirigiremos. La mente es la valía de una persona, nace con nosotros. El cuerpo de las personas no es la valía. Es valioso en cuanto se atiene a la mente. La clave es la valía y ésta está en la mente. Tenemos que cuidar este don. No sofocarlo. No destruirlo. Con la misma mente creativa y positiva podemos hacer el bien o el mal. La mente no es  buena o mala. La mente solamente contribuye a tomar decisiones y somos nosotros quienes respondemos,  según la decisión tomada. Así, pues, una vez entendemos este proceso, veremos la valía del pensamiento apropiado,  porque seremos su reflejo.

 

El pensamiento siempre precede a la acción. Una persona realmente es lo que piensa, no siempre es  lo  que hace. Nuestras cortes nos juzgan por lo que hemos hecho, pero Dios sabe que eventualmente haremos lo que pensamos. Él nos advierte que tengamos cuidado con nuestro pensamiento. La Ley dice: “No cometerás adulterio”. Pero Jesús dijo: “Si miramos a una mujer con lujuria, ya hemos cometido adulterio en nuestro corazón”. Dios quiere protegernos de cometer tales actos declarándonos  culpables mientras nuestros actos todavía se encuentran en la etapa del pensamiento. Nadie entenderá la Cristiandad de manera correcta hasta que no entienda ese concepto. Todos vivimos bajo la ley moral y Dios nos hace responsables de ser morales. Dios se halla protegiendo la moral. Protegiendo la Ley porque las cortes nos pueden juzgar sólo a partir del momento en que quebrantamos la ley. Jesús quiere proteger la Ley y nunca dejar que lleguemos a cometer un acto prohibido. Dios quiere hacernos sentir culpables, antes de actuar incorrectamente,  con el fin de que evitemos hacerlo. Si pensamos en estos actos, eventualmente los cometeremos. Y cuando esto nos sucede en la etapa del pensamiento, nos sentimos culpables y decimos: “NO. No haré tal cosa. No quiero hacerlo”. Protegemos así la Ley de Dios y ésa es la enseñanza de Jesús.

 

El punto central es que deberíamos estar conscientes de nuestros pensamientos porque éstos crecerán y eventualmente se tornarán en acciones. Esa reflexión, encierra la conclusión de este principio con  fuerza y energía. Los pensamientos se tornarán en acciones y seremos lo que son los patrones de nuestros pensamientos.

 

La violencia de nuestros niños y la falta de moral en nuestro país, la hemos creado con nuestros medios de comunicación y sus programas. Debemos recordar este patrón: El conocimiento concibe los pensamientos; luego, los pensamientos producen una acción; la acción formará un hábito; y los hábitos formarán nuestro destino.

 

A veces, enseñan en las películas  los actos del personaje malo y diremos: “Yo no habría hecho eso”. Y así los espectadores se sientan a mirar  y dicen: “Si el malo no hubiera hecho tal cosa, jamás habría sido cogido”. Las mentes de los espectadores están activas y lo primero que vemos es que éstos se ven tentados a explorar qué cosas pueden hacer y salirse con la suya. Algunas veces tratamos de adelantarnos con malos pensamientos en las buenas acciones.  Dicen sobre  las Torres Gemelas que fueron bombardeadas, que la fortaleza de las estructuras se discutió al momento de la construcción de las mismas. Sugirieron estructuras más fuertes, antes de que las torres fueran construidas, para que pudieran enfrentar a un avión 707 antes que a un 757. El pensamiento maligno ya estaba ahí, antes de la construcción. Si deseamos un futuro positivo, debemos controlar nuestro patrón de pensamiento. ¿Cómo controlar?  Ante todo debemos querer hacerlo. Podemos renovar nuestras mentes o nuestros pensamientos,  controlando la fuente.

 

Una persona querrá  controlar sus pensamientos  si ve su destino, si tiene una visión de lo que quiere o no quiere llegar a ser. Esta persona tomará la iniciativa y el control y dirá: “Si sigo por este camino, esto es lo que me va a pasar”. Debemos decidir con nuestros niños. Presentarles el programa adecuado y correcto, pero aun así, serán ellos quienes tomen las decisiones.

 

Seleccionar buen material de lectura, buenos programas de televisión y escoger cuidadosamente a nuestros asociados. Considerar el resultado de todo lo que ponemos en nuestras mentes. Debemos preguntarnos frente a lo que le seguimos los pasos ¿Cuál es el resultado final? ¿Qué cosecharé aquí? ¿Bueno o malo?  Y así, aprenderemos a escoger en cuanto a lo que ponemos en nuestras mentes: Mirar ciertos programas, leer determinado material, observar a los asociados.

 

Nuestros pensamientos estarán conformados por los valores que escojamos seguir. No estamos destinados a vivir un determinado estilo de vida. Escogemos. Escoger es gobernar en todo.

 

La mente no es más que un procesador, es un don de Dios. La mente analiza una situación, la escruta, nos da opciones y entonces, nuestro verdadero yo tiene que escoger. La mente es un creador de nuevas cosas y nuevas ideas. Pero nosotros somos quienes debemos escoger los valores por los cuales nos queremos regir. Dios nos ha dado la libertad de escoger. Nuestro destino está dentro de nuestro control. Si no sabemos dónde estamos o hacia dónde vamos, podemos cambiar de destino cambiando nuestros pensamientos. Atendiendo a los pensamientos que son de acuerdo a principios. Ésta es la ley de la atracción. Atraemos  lo que ha merecido nuestra atención.

 

No podemos culpar sólo a los demás. Los maestros son responsables de lo que enseñan a los niños. Los padres de familia son responsables. Nuestros sistemas escolares son responsables. Nuestro gobierno es responsable por lo que permite y por lo que no permite. En resumen, todos seguimos siendo responsables de nosotros mismos. Al crecer ¿Adónde me dirijo? ¿Quién me enseñó y por qué me enseñaron esto o aquello? Analizamos y nos encargamos de nuestras mentes.

 

Hay gente que ha descubierto el principio apropiado hace mucho tiempo, nuestro punto de vista del mundo y nuestras mentes funcionan juntos. Nos tornaremos en lo que pensemos.  Realidad  totalmente potente. Es una ley de Dios. Una Ley del Espíritu. Estar conscientes de nuestros pensamientos. Alimentar nuestras mentes con lo apropiadamente correcto, aprender a pensar bien. Pensar en lo que es justo y controlarlo. Y, finalmente, en nuestras mentes haremos el bien. Trabajaremos juntos por lo que es correcto y nuestro desempeño será como se  concibió que fuera, y se verá como algo natural en nosotros.

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