FUNDAMENTOS PARA DOMINIO PROPIO 9. TEMPERAMENTO

18
Ago

COMENTARIO

 

El siguiente principio trata del temperamento o disposición, genio o carácter.   Este principio  se basa en los proverbios 16, versículo 32: “Es mejor ser dueño de un carácter lento que ser famoso”.

 

El carácter  es lo que llamamos la fuerza que impulsa a una persona y refleja la calidad de esa persona. Marca la diferencia entre los fuertes y los débiles. No quiere esto decir, que está mal ser débil; queremos decir que algunas personas nacieron con cierta cantidad de carácter y hay que encontrarlo y controlarlo.  Cuanto más elevado sea el carácter, mayor el potencial en la persona que lo posea. También puede ser destructivo.

 

Los enunciados que dicen: “Muestra ira, pero no peques” y  “No descartes las cosas porque sean peligrosas”, son un principio importante en la vida:

 

cuanto más peligrosas sean las energías, mayor será su valor si las podemos controlar.

 

Es una filosofía que tenemos que aceptar en la vida, o no progresaremos como nación o como comunidad. No descartemos las cosas porque sean peligrosas o a las personas porque posean carácter fuerte. No. Enseñémosles y encontremos su valor. Serán las mejores personas.

 

No desear liberarnos de nuestro carácter, debemos controlarlo. Disminuyamos la intensidad del mismo y no permitamos que se salga de nuestras manos. Establezcamos mecanismos preventivos y obtengamos el valor de la energía que el temperamento crea. Cuando estamos airados somos más fuertes. Trabajamos con más ahínco y logramos que se haga más. El temperamento afecta la mente e igualmente provee energía a todo nuestro cuerpo. Empero, con la misma energía podemos tornarnos destructivos, lastimar a alguien, romper cosas o decir palabras que dañan relaciones y disminuyen nuestra credibilidad ante la comunidad. Airados podemos hacer cosas increíbles. La energía se nos da cuando estamos airados o cuando sentimos impulsos. Podemos hacer cosas sin cansarnos. Nos sentimos enérgicos, vigorosos. La energía alcanza niveles altos.

 

Cuando sentimos que el mal genio se nos está subiendo, debemos pensar la forma de controlar nuestro carácter y de utilizar su energía positivamente en lo que vamos a hacer, y qué efecto tendrá éste en nosotros y en los que nos rodean. Los hombres sabios tienen temperamento fuerte, pero han aprendido a pensar antes de actuar. Por esta razón se volvieron famosos y son reconocidos como sabios. Controlar nuestro genio forma el carácter y establece credibilidad.

 

Preguntarnos: “¿Qué va a hacerme a mí?” y  también:  ¿Qué efectos va a tener en las personas que me rodean?”  Medir las consecuencias  antes de permitir que la energía fluya y nos posea. Racionalizar o nos tornaremos en fuerza destructiva y nuestra credibilidad quedará a la deriva.

 

¿Cómo podemos controlar nuestro genio?

 

Primero, tengamos presente los peligros potenciales.

 

Segundo. Siempre consideremos el costo de nuestras reacciones cuando nos encontremos con el genio subido. Siempre hay un costo y puede ser alto.

 

Tercero. Veamos  el valor de nuestro temperamento y hagamos  buen uso de la energía que éste produce. La persona promedio, con genio subido, mira a un congénere y lo quiere descartar. Los empleadores, simplemente quieren deshacerse de algún empleado antes que tratar con él y ayudarle a desarrollar su potencial. “Que se vaya. No lo necesito”. Pero debemos mirar el asunto de una manera diferente. Decirnos: “Esa es una persona valiosa. ¿Cómo puedo dirigirla? ¿Cómo puedo obtener lo bueno de esta persona?” Hacer los ajustes necesarios en el lugar de los hechos.

 

Y en cuarto lugar: Aprendamos a liberar el exceso de energía, bien sea a través de los deportes o de los ejercicios. Quemar las calorías calma la ira. Es por ello que algunas personas golpean una pelota de golf o practican cualquier deporte. Cuando nos desgastamos, exhalamos energía y relajamos el cuerpo. Este se hizo para la actividad y toma energía y la procesa.

 

Mujeres y hombres buenos saben qué es tener carácter, pero también saben cómo disciplinarlo. Las plantas, los árboles y las flores que crecen  agrestes, deben ser podadas. Nuestro temperamento debe ser podado para que produzca frutos. Cualquier cosa de valor debe ser manejada y controlada, de otra manera perderá su valor. Al podar permitimos que toda la energía fluya  hacia los frutos. Si los árboles tienen demasiados retoños y no los cortamos, entonces la energía irá a parar a ellos y no habrá frutos. Limpiemos el carácter y controlemos en nuestro interior. De seguro que  recibiremos muchos frutos.

 

Demos gracias por nuestro temperamento. Utilicemos el calor para darlo a los corazones tristes que nos rodean y nos convertiremos en personas sabias con  control sobre nosotros mismos.

 

Este principio trata sobre el gobierno de nuestro carácter con el que construiremos credibilidad. Mirarse en el espejo y decir: Tengo energía y poseo un carácter fuerte, y si no puedo controlarlo, me volveré destructivo. Pero, mi carácter es mi mejor bien y mi mejor activo con el que puedo trabajar. Si somos dueños de un carácter fuerte y lo controlamos, seremos famosos. El cambio no ocurrirá hasta tanto nos demos cuenta de la valía del temperamento. Es como el acero que, templado tiene valor. Moldearlo, aumenta su valor. No juzguemos a la gente de carácter fuerte cuando ésta se halle fuera de control, se trata de magníficas personas a quienes  podemos enseñar y entrenar bien. Unas claves para este principio. Primero: Agradezcamos a Dios por las personas que tienen carácter. Disponen de un recurso. No desecharlas ni  aislarlas. Segundo: aprendamos a enjaezar el carácter; enseñemos a las personas; ayudémosles a desarrollarse. Tomemos el tiempo para enseñarles la valía del carácter. Podemos ayudarles a dirigir sus vidas. Finalmente, hagamos poda a nuestro propio carácter como con los árboles de uvas, para obtener la valía verdadera del  temperamento: los mejores frutos. La energía bien enfocada  produce frutos. Y esto es progreso.

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