COMENTARIO
El siguiente principio de autogobierno es el de actitud. Se basa en Mateo 5, versículo 8. “Benditos los puros de corazón porque ellos verán a Dios”.
Cuando somos puros de corazón, podemos ver a Dios en casi todo, en lo positivo y en lo negativo. Vemos cómo funciona Dios.
Pero sin un corazón puro, tan sólo vemos lo que queremos ver. Las personas felices, son aquéllas que se encuentran dentro del marco mental correcto: sanas, estables, racionales y positivas. Con un resultado final abierto: Pueden caminar en tal estado de pureza que les permitirá ver a Dios en todo. Ello fue lo interesante de Jesús.
Veremos a Dios tratando con toda clase de personas, con las malas y con las buenas. Entenderemos las funciones de la vida, de lo que llamamos actividad moral, o el espíritu de la creación, esta facultad proviene de un corazón puro. La actitud por sí misma no es positiva. La parte positiva llega cuando entendemos, y vemos dentro de las circunstancias. Un corazón puro tendrá una actitud positiva. Uno puede inflarse y decir: “Yo soy positivo. Voy a serlo”. Afirmaciones como éstas no son más que una pantalla, como una vestidura que se lleva puesta. Las personas genuinas, dueñas de corazones puros, siempre serán positivas porque ellas pueden ver lo bueno y lo malo y pueden observar las funciones del espíritu detrás de bastidores.
Cómo lograr una actitud positiva y un correcto estado mental.
Primero. Debemos encargarnos de nuestras mentes. Disciplinar la mente, alimentarla con una dieta mental sana. Desarrollarla conduciéndola a un predeterminado código o credo de lo que queremos que llegue a ser. La mente es similar a un músculo, puede desarrollarse a través de ejercicios. Puede ser entrenada y disciplinada para que funcione de acuerdo con nuestro deseo. El resultado final de una persona se basa en cómo ha sido criada y educada. No es cuestión de culpar al destino. La gente justifica sus actos cuando dicen que nacieron homosexuales, o nacen para matar. Esto no es cierto. Nuestro comportamiento obtenido se basa en la forma como desarrollamos la mente y cómo desarrollamos nuestro punto de vista del mundo.
Segundo elemento: Debemos escoger nuestro destino. Debemos escoger llegar a ser algo, personas felices, exitosas. Escoger una dirección o un carril por donde correr, enfocar algo, si no le damos dirección a nuestra mente, ésta se encaminará hacia la línea de menor resistencia. Para ser felices, las cosas deben pasar. Para ser exitosos, necesitamos unas metas. Y para ser positivos necesitamos un enfoque.“Puedo y así será”. Esta actitud nos conduce a nuestra misión y nos conecta a nuestro destino predeterminado. Tener una imagen clara de lo que queremos, de lo que deseamos, porque si no lo hacemos, la mente divagará y se encaminará por todas direcciones. Escoger nuestro destino. Lo que queremos ser y adónde queremos ir. Esto controla nuestras mentes y mantiene el enfoque.
El tercer elemento es ver más allá del presente. A lo largo del camino, en pos de la felicidad o el éxito, encontraremos diferentes situaciones. Dentro de cada situación, debemos ver el futuro, y que ella nos acerca a nuestras metas. Esto aporta esperanza. La esperanza nos estimula y motiva a actuar para resolver la situación dada. Cuando quiera que tengamos pensamientos desalentadores, debemos volver a enfocar nuestras metas y las recompensas por haber vencido. En los relatos de sus problemas y asuntos personales, el enfoque que proyectan las personas es hacia atrás. Jesús dijo que cualquier hombre que ponga su mano sobre el arado y mire hacia atrás no es digno del Reino de los Cielos. El Reino está adelante después de enterrar el pasado atrás. Soñemos. Con el pasado solamente aprendamos de los errores. Si no vemos el futuro, miraremos el presente y hallaremos faltas y defectos en él, también culparemos al pasado. Así es como funcionan nuestras mentes. Sencillamente así es. Enterrar el pasado y corregir, para ir al futuro.
El cuarto elemento es tener las bases correctas. Una cosa es creer, tener creencias; pero otra, tener el derecho a creer. El derecho a creer no significa que solo digamos: Tengo una actitud mental positiva. ¡Voy a ser grande!. ¡Voy a ser grande! Tenemos el derecho a creer y vamos a terminar creyendo que vamos a ser grandes; que vamos a ser millonarios. Pero si no queremos trabajar. ¿Dónde están las bases para esto? Se deben tener bases, razones por las cuales se cree en algo. Así que tan pronto alguien diga que va a ser grande y millonario, inmediatamente le preguntaremos: ¿Cómo?. Si no tenemos el cómo, no tenemos las bases. Las bases están en Los Diez Mandamientos de Dios, (en la voluntad de Dios) y en el carácter y la moral de una persona. Debemos poseer todo esto si queremos hacer realidad los deseos.
Israel quería ir en pos de leche y miel y para este fin tuvieron que atravesar el desierto y no pudieron ir a Canaán hasta que obedecieron la Ley. No pudieron obtener la leche y la miel hasta que esto ocurrió. No podemos saborear la leche y la miel a menos que estructuremos nuestro interior.
Para obtener la medalla de oro, necesitamos de coraje y constancia. Ganar el oro es una experiencia de aprendizaje. Lo que aprendemos en el proceso para ganar la medalla es más valioso que el oro en sí. Quienes se encuentren en el estado mental correcto, obtendrán la medalla de oro, verán a Dios. Dios no se halla presente solamente en nuestras victorias, veremos a Dios en nuestros problemas, en las diferentes situaciones por las que pasemos. Si tenemos un problema, Dios está tratando con nosotros y enseñándonos una lección para que podamos ir más lejos. Está trabajando a nuestro favor y para nuestro ánimo. Dios está diciendo: “Quiero protegerte. Debes lidiar con este problema, porque si te permito el éxito sin resolver el problema, el problema te alcanzará y te hará caer”. Cada problema debe considerarse como un peldaño y como una razón para dirigirse a algún lugar. Es una pequeña disciplina que proviene de Dios.
Situados en ese estado mental, nuestra actitud será positiva porque no tendremos miedo de los problemas. Sabemos qué se encuentra detrás de ellos. Es como en la búsqueda de un tesoro escondido. El anillo de oro del rey significa que Dios está de nuestro lado. Nos dará el anillo, el sello de aprobación, y poseerlo es de mucho valor. La actitud positiva es algo que creamos y proviene de una mente pura.
Algunos pensamientos para el cierre. Muchas personas creen que ver a Dios es tener visiones y sueños. No estoy refiriéndome a estas cosas. Hablo de ver a Dios desde un corazón puro. Porque entendemos las intenciones de la gente; entendemos el por qué son como son. Entendemos las funciones de Dios y el mundo espiritual. Entendemos cómo funciona la vida. Una vez hacemos esto, entendemos cómo formar parte de ella; cómo encajan las otras personas; cómo encaja Dios y entendemos la valía de todo. Esto nos da una actitud positiva porque entendemos que no todo va a salir a nuestro modo. No todo va a resultar a favor de la otra persona. Entendemos qué normas, reglas y valores hemos de seguir. Así controlamos nuestra actitud y cómo nos encontramos funcionando en este aspecto. Todo empieza cuando tomamos control de nosotros mismos. Funcionaremos de manera correcta y apropiada.