COMENTARIO
Este principio es apasionante porque produce cambios rápidos. Proverbios 12: 32. “Dios se regocija en los que mantienen sus promesas y aborrece a quienes no las cumplen”.
La confianza tiene valía y por esta razón Dios creó el sistema basado en la confianza.
La confianza es un valor muy importante para Dios e indispensable para los negocios y las relaciones interpersonales, hace parte de la buena reputación y del éxito, por eso quien no la genera corre el riesgo de que no lo tengan en cuenta o sea remplazado en su trabajo. Las personas confiables se identifican de tres maneras:
Primera. Son ágiles, diligentes, justas, hacen buen uso de su tiempo y cumplen su palabra. Se desempeñan de esta forma porque son estables y eficientes en lo que hacen.
Segunda. Se comprometen con sus proyectos y tareas, hablan con franqueza, son sencillos y entienden que un apretón de manos es como un contrato y esperan que los demás lo asuman de la misma manera.
Tercero. Son previsibles y estables como el sol que nos alumbra en las mañanas. ¿Puede usted imaginarse lo que pasaría si el sol saliera una hora más temprano, o una hora más tarde…cuando se le antojara? ¿Que al levantarnos encontráramos un cambio en la ley de la gravedad, y esto nos obligara a reaprender a caminar?. Las bases movedizas destruyen los negocios porque no se puede proyectar cuando no hay reglas claras y estables. Si el equipo no es confiable, las personas imprevisibles se deben remplazar.
El buen manejo del tiempo es otro aspecto que está relacionado con la confiabilidad. Dios nos regaló 24 horas diarias que son suficientes para el logro de nuestros propósitos, es un recurso que se gasta una sola vez y es irrecuperable, por eso debe utilizarse eficientemente para optimizar la vida y cumplir con los compromisos que se establecen con los demás. Quienes son efectivos en sus entregas, contribuyen al buen desarrollo de los proyectos y sincronizan bien sus quehaceres respetando el proceso de las otras empresas y el trabajo de los demás, son considerados confiables en el entorno general de los negocios.
Infortunadamente, en algunos lugares se sigue considerando la impuntualidad como un hábito que hace parte de la cultura, lo cual hace mucho daño al desarrollo y cumplimiento de metas y proyectos de las empresas, y en lo personal también afecta la relación con los demás debido a que los retrasos en las citas y realización de los trabajos determinan el nivel de confiabilidad que tienen unas personas para con otras.
Crear hábitos de cumplimiento demuestra el alto valor que damos al tiempo propio y de los demás, se genera confianza porque quien delega una función tiene la seguridad de que puede contar firmemente que se cumplirá tal como está determinado. Además, un uso eficiente del tiempo agrega valor a las personas, reafirma el liderazgo y lo lleva a generar mayores recursos económicos.