FUNDAMENTOS PARA ADMINISTRACIÓN 10. PROSPERIDAD

23
Ago

COMENTARIO

 

El último principio en esta serie se basa en los proverbios 10:4 “Los trabajadores emprendedores se enriquecen”. 

 

Que los trabajadores se enriquezcan parece una ley y probablemente lo sea, y suena interesante que todo el mundo desee la prosperidad, pero las personas tiene diferentes percepciones de lo que es.

 

Los trabajadores entregados se enriquecen

 

Tal enunciado parece mundano, pero no debemos dudar del deseo de Dios de bendecir a quienes siguen su camino, pues dijo que si oímos sus palabras y guardamos sus leyes y estatutos “ordenará” bendiciones para nosotros, tanta que nos sobrará y abundará, nos hará cabeza y no cola, además la tendremos en la ciudad, el campo, la familia y la comunidad (tomado de Deuteronomio 28). Los deseos del creador son  bendiciones y prosperidad, para indicarle al mundo que vale la pena seguir su camino.

 

Paga servir a Dios, ofrece un sistema de recompensas”, es como si dispusiera de un programa de incentivos en el que si hacemos el bien seremos bendecidos. Estas palabras justas tienen que salir a la luz pública en las naciones del mundo que carecen de ellas. Deuteronomio 28 debe leerse en todas las ciudades, pueblos, iglesias y reuniones para que la gente busque las respuestas y la manera correcta de hacer que el sistema opere.

 

El texto del proverbio “El Señor no permitirá que un hombre bueno muera de hambre, tampoco que perduren por siempre las riquezas del perverso. Los perezosos, pronto empobrecen y los emprendedores se enriquecen”. Dios no puede bendecir la pereza o la mezquindad, pero sí el trabajo arduo. Si trabajamos asidua y honestamente el resultado será la sobreabundancia.

 

Dios dijo: “Escoged en  este día lo que os servirá” El bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto, la verdad o la mentira. Si seguimos ciertos patrones de conducta está garantizado que en un período de tiempo llegaremos a la cima, como en el viejo ejemplo de la vaca, la ordeñamos y si dejamos que la leche se asiente por un rato la crema sube hasta la superficie. Y ésta es sencillamente una ley, no es cuestión de que queramos la prosperidad, debemos actuar correctamente para no experimentar fracasos.

 

Si quienes están en la esclavitud serán liberados, si los ciegos ven y los oprimidos son rescatados, entonces las buenas nuevas para los pobres serán prosperidad y no pobreza. Jesucristo dijo que el Espíritu del Señor se posó sobre Él para ayudar a los pobres, lo que significó que  vino a sacar a la gente de la pobreza. Y nosotros tenemos que respetar su voluntad. Cuando el Espíritu del Señor se mueve debe ser para darnos instrucciones respecto de cómo salir de la pobreza y se basa sobre el siguiente principio: “Trabajar con ahínco para enriquecerte”. Enfoquemos el blanco acertadamente, hagamos cosas, sumémoslas y multipliquémoslas, así enriquecemos y salimos de la pobreza.

 

Hay principios de paciencia y de trabajo duro que van de la mano con la prosperidad durable. Cuando trabajamos con ahínco y seguimos los principios de Dios Él nos bendice y magnifica nuestros esfuerzos para situarnos al frente. Dios nos concede el favor que mantiene y alimenta nuestro espíritu. Así es como el Señor crea un flujo, un espíritu productivo. No se trata solamente de un asunto de confesión, ganamos con esfuerzo lo que establecemos. Asumimos una actitud productiva.

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