COMENTARIO
El siguiente principio: El Juicio, se ha tomado del libro de proverbios: “Cualquier relato parece verdadero hasta que alguien más cuenta la otra versión y registra los hechos de manera correcta.”
La capacidad de juzgar se desarrolla cuando luego de escuchar todas las versiones sobre una situación encontramos la verdad y emitimos un juicio justo. Es por esto que en las cortes se dice: “Diga la verdad, solo verdad y nada más que la verdad”.
La joya de la corona en el liderazgo la encontramos en la capacidad de impartir juicios justos
Los juicios son el resultado de las ideas dadas por Dios para cada situación o persona, diariamente. Así se desarrolla el liderazgo y se adquiere la capacidad de discernir y encontrar la verdad en un hecho confuso, incluso a través de las cortinas de humo que se puedan levantar delante del mismo.
Así es el perfil de las personas que poseen buen juicio:
Número uno: Son honestas y no tienen propósitos e intenciones escondidas, es decir que no promueven o desbancan a alguien, sino que actúan con transparencia.
Número dos: Se preocupan más por lo que es correcto que determinar quién tiene la razón, pues desde el punto de vista de un líder, lo más importante es actuar de acuerdo con el deber ser, de manera que su juicio sea justo.
Número tres: No son orgullosos al pedir opiniones a otros porque para ellos admitir que se equivocaron o confundieron no es un signo de debilidad sino de carácter.
Para emitir juicios justos debemos primero reconocer lo que hay en nuestro interior porque nos inclinamos a juzgar a los otros de acuerdo con las percepciones propias. Lo que vemos en los demás es el reflejo de lo que tenemos por dentro, de modo que si nos posee la avaricia, el odio o vivimos conflictos internos, pensamos que los demás también los tienen y sienten lo mismo. Jesús dijo: vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
Los juicios justos y honrados se pueden emitir cuando vemos dentro del corazón del problema o de la persona sin dejar que nuestros intereses o sentimientos personales interfieran. Esto es muy importante porque en cada situación hay diversas personalidades, son emocionales se involucran interlocutores opuestos, candentes o calmados, pero todos dispuestos a contar la parte de su historia y, por supuesto, sin aceptar la culpa. Cuando se hace un buen juicio se depura la basura escuchando a todas las partes involucradas en el asunto.
En la mayoría de los casos no es aconsejable culpar solamente a una persona, sino al equipo. Si cargamos toda la culpa sobre un individuo creamos división. Un buen argumento a utilizar es el siguiente: Sabemos que Pepe es el principal responsable, pero si hubieran actuado con más cuidado no habría pasado.
Perdonemos y fijemos las normas para el futuro. Es importante, al juzgar, fijar siempre las reglas para el futuro. Cuando culpamos solamente a una persona la destruimos y no hacemos responsables a los otros, levantamos paredes y dividimos al equipo.
Es importante perdonar a sus miembros y proseguir la marcha. Resuelto el asunto, pongámoslo dentro del cajón y permitamos a las personas, igualmente, ponerlo a cubierto y no hablar mas acerca de ello. Culpar a la gente por errores pasados detiene nuestro desarrollo porque somos cautivos del pasado y nos alejamos el futuro.
Se aprende a emitir buenos juicios a través de nuestros empleados y de los errores. Si esperamos hasta tener todas las respuestas, nunca tendremos una empresa o negocio. Es el resultado de la experiencia, así se desarrolla lo obtenido y lo aprendido.
Debemos emitir juicios correctos en nuestro mundo de altas presiones en las ventas. Controlar los pensamientos de una persona para lograr que ésta vea solamente un lado de la historia hasta que firme el contrato, es manipulación, por eso debemos analizar los dos lados del relato para no comprar cosas innecesarias. Un buen vendedor nos tratará con consideración e investigará sobre lo que hacemos para ayudarnos a tomar una buena decisión. Un líder sabio no toma decisiones bajo presión, pidamos consultarlo con la almohada, así evitamos equivocarnos, ganamos el favor de Dios y nos ahorramos problemas.
Una recapitulación del principio de juicio: Pensando sobre el Rey Salomón, recordamos que dijo que escuchar a ambas partes de un relato nos hace sabios. Y un buen juicio realmente viene de un amplio entendimiento de la gente, de su temperamento y de lo que los hace reaccionar y actuar.
Ante la persona que trajo al bebé, Salomón dijo: “Corten a este bebé en dos”, la gente pensó que esa orden era despiadada, pero el rey entendió que la señora que le dio vida al niño no permitiría que lo mataran y manifestó que prefería regalarlo antes de que fuera cortado. Esa decisión resultó una buena manera de emitir un juicio, de esta forma debemos juzgar de acuerdo con diferentes estándares, en ocasiones es más profundo de lo que los hechos indican, se debe juzgar desde las emociones de las personas.